Durante la tarde del martes, el Congreso de los Diputados en España volvió a rechazar —por segunda vez— una propuesta de ley para reducir la jornada laboral.
El primer intento ocurrió en septiembre, cuando el proyecto impulsado por Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, no logró avanzar en la Cámara.
La iniciativa buscaba disminuir la jornada semanal de 40 a 37,5 horas, argumentando que se trataba de una medida ampliamente respaldada por la ciudadanía.
“La reducción de la jornada laboral en España es la medida que más desean y valoran los españoles, voten a quien voten. Convirtamos el sentido común de la calle en sentido común en el Parlamento”, señaló Díaz durante la presentación del proyecto en mayo de este año.
El proyecto también contempla una reforma al sistema de registro horario de las empresas. Su objetivo es regularizar el pago de horas extra e incorporar una novedad: el registro deberá realizarse de forma digital.
Ayer, el Bloque Nacionalista Galego (BNG) presentó una nueva propuesta, que iba un paso más allá: planteaba reducir la jornada a 35 horas semanales.
Sin embargo, la iniciativa fue nuevamente rechazada, con 162 votos a favor y 178 en contra.
La última vez que España modificó su jornada laboral máxima fue hace más de 40 años. En 1983, durante el gobierno de Felipe González, se estableció la jornada de 40 horas semanales.
Mientras España sigue debatiendo, Alemania se consolida como el país desarrollado donde menos se trabaja al año: 1.331 horas por persona, según datos de la OCDE y Eurostat.
En contraste, Grecia alcanza 1.898 horas y Portugal, 1.716.
En 2024, Alemania realizó un programa piloto de semana laboral de cuatro días, cuyos resultados fueron positivos.
Según informó Deutsche Welle (DW), el estudio —liderado por la consultora de gestión Intraprenör— mostró una reducción del estrés y mejoras significativas en la salud física y mental de los trabajadores.
Además, el rendimiento y la productividad empresarial no se vieron afectados, e incluso se observaron ligeros aumentos en beneficios y ventas, aunque sin diferencias estadísticamente significativas.
“Los empleados y directivos tienden a percibir un aumento de la productividad”, señaló Catharina Beckmann, portavoz del estudio.
El caso alemán se ha convertido en una referencia para el debate europeo sobre el futuro del trabajo. En España, sin embargo, la reducción de la jornada sigue siendo un tema de discusión política más que una realidad legislativa.