<span id=hs_cos_wrapper_name class=hs_cos_wrapper hs_cos_wrapper_meta_field hs_cos_wrapper_type_text style= data-hs-cos-general-type=meta_field data-hs-cos-type=text Jóvenes en los directorios: la apuesta pendiente en las empresas

Jóvenes en los directorios: la apuesta pendiente en las empresas


Cuando Mark Zuckerberg tenía 23 años comenzó a construir lo que más tarde sería Facebook, la red social más popular del mundo. Hoy, al frente de Meta, su gran contratación es Alexandr Wang, de 28 años. Un antecedente similar fue el de Daniel Schwartz, quien en 2014, con solo 32 años, se convirtió en director ejecutivo de Restaurant Brands International (RBI), ganándose el apodo de “CEO millennial”.

 

Estos casos, sin embargo, son excepciones en un panorama global donde la edad promedio de los directores sigue siendo elevada.

 

La edad promedio en los directorios

 

De acuerdo con datos de la consultora Spencer Stuart, la edad promedio de los miembros de directorio a nivel mundial se ubica entre los 57 y 64 años. En Europa, oscila entre 60 y 63 años. Países como Finlandia, Noruega, Brasil y Turquía registran promedios algo menores, entre 57 y 60 años.

 

En Estados Unidos, el informe de 2024 sitúa la edad promedio en 58 años, un alza respecto a 2019 (57,9) y dos años más que hace una década, cuando era de 56,9. En México, solo 13% de los puestos en consejos directivos están ocupados por miembros de 50 años o menos.

 

En Chile, apenas 4% de los directores tienen menos de 40 años, equivalente a 18 empresas distribuidas de manera uniforme entre sectores, sin que alguna industria destaque por incorporar perfiles más jóvenes. En Colombia, la cifra es todavía menor: solo 3% de los directorios cuenta con personas menores de 40.

 

El valor de la visión joven

 

Aun cuando persiste cierta resistencia empresarial a integrar perfiles más jóvenes, estudios sugieren beneficios potenciales. El Millennial Survey de Deloitte indica que esta generación valora compañías con un propósito claro y con impacto social positivo, además de generar utilidades. Marcas como Patagonia o Tesla son citadas con frecuencia como ejemplos de cómo combinar negocio y causa puede convertirse en una ventaja competitiva.

 

El caso de Sanrio: una recuperación en forma de V

 

Un ejemplo reciente proviene de Japón. En 2020, Shintaro Tsuji, nieto del fundador de Sanrio y con apenas 31 años, asumió como director ejecutivo de la compañía creadora de Hello Kitty.

Tsuji modificó la estrategia de marketing dando protagonismo a otros personajes que ganaron popularidad entre la Generación Z. También integró el uso de inteligencia artificial para detectar falsificaciones e impulsó colaboraciones con marcas como Starbucks, Crocs y Los Angeles Dodgers.

Dos años después, Sanrio volvió a ser rentable. El analista Yoshioka calificó el repunte como “una recuperación en forma de V”, tras años de resultados irregulares.

 

Los riesgos de no adaptarse

 

La historia empresarial también ofrece advertencias. Kodak, que dominó durante décadas el mercado de la fotografía analógica, no supo anticipar la transición digital. La falta de visión en su directorio condujo a la pérdida de relevancia y a una reestructuración forzada.

La incorporación de directores jóvenes sigue siendo minoritaria, pero los casos de éxito recientes y los cambios en las expectativas de consumidores y empleados apuntan a que el debate sobre diversidad generacional en las salas de directorio apenas comienza.

Suscríbete a nuestro newsletter

Eleva la discusión a otro nivel con nuestra selección quincenal de los temas que están marcando
tendencia en el mundo laboral, tecnología e innovación.