Cómo el fin del teletrabajo aumentó la brecha salarial entre hombres y mujeres

Cómo el fin del teletrabajo aumentó la brecha salarial entre hombres y mujeres

Por Sofía Gómez

Tras años en que la flexibilidad permitió ampliar su participación y ambición laboral, el fin del trabajo remoto está revirtiendo parte del progreso femenino. 

 

Los datos muestran que las medidas de regreso a la oficina no sólo amplían la brecha salarial, sino que también impulsan una fuga de talento altamente calificado.

 

Durante la pandemia, el trabajo remoto y los modelos híbridos fueron un punto de inflexión en la participación laboral femenina.

 

Millones de mujeres —especialmente madres o cuidadoras— lograron compatibilizar sus responsabilidades personales con carreras de alta exigencia.

 

Sin embargo, con el retorno obligatorio a la oficina en muchas compañías, ese avance empieza a desdibujarse.

 

Según datos recientes del Departamento del Trabajo de Estados Unidos, las mujeres que trabajan a tiempo completo ganaron el año pasado 81 centavos por cada dólar que ganan los hombres, la mayor brecha salarial desde 2016.

 

Las cifras del Departamento de Trabajo confirman la tendencia: los ingresos semanales de los hombres están creciendo más rápido que los de las mujeres

 

Según reporta el medio Wall Street Journal los economistas apuntan a varias causas —desde el aumento del costo del cuidado infantil hasta la falta de servicios accesibles—, pero hay un factor que destaca por encima del resto: el regreso forzado a la oficina (RTO, por sus siglas en inglés).

 

Por ejemplo, este y a través de una carta enviada a los empleados, el presidente y director general de Starbucks, Brian Niccol, comunicó que los trabajadores con cargos corporativos, debían  trabajar presencialmente cuatro días a la semana.

Además, la compañía señaló en su comunicado que quienes no estén en condiciones de asumir esta medida podrían optar por el programa de retiro voluntario.

 

“Mientras trabajamos para darle un giro al negocio, todas estas decisiones importan más que nunca”, subrayó el CEO.

 

Lo mismo ha sucedido con una serie de reconocidas empresas a nivel mundial, en donde han optado por terminar con los modelos híbridos y reemplazarlos por sistemas 100% presenciales. 

 

Una fuga de talento femenino silenciosa

Un estudio de la Universidad de Pittsburgh analizó los historiales laborales de más de 3 millones de profesionales del sector tecnológico y financiero en LinkedIn.

 

Los resultados fueron contundentes: cuando una empresa implementa medidas de regreso obligatorio a la oficina, las tasas de rotación aumentan significativamente, y las mujeres tienen casi tres veces más probabilidades de abandonar su empleo que los hombres.

 

Además, las compañías tardan más en cubrir las vacantes, sus tasas de contratación disminuyen y, en muchos casos, los trabajadores que se van terminan aceptando cargos de menor rango en otras empresas, a cambio de mantener cierta flexibilidad.


Los investigadores advierten que este fenómeno no solo agrava la brecha de género, sino que también implica una pérdida estructural de capital humano, una verdadera “fuga de cerebros” femenina.

 

Flexibilidad como motor de igualdad

El contraste con los entornos híbridos es evidente. Según un informe de la consultora  IWG, el trabajo híbrido ha fortalecido la confianza y el desarrollo profesional de las mujeres.


Más de la mitad (53%) de las encuestadas afirma que la flexibilidad del modelo híbrido les dio la confianza para solicitar un ascenso, cifra que sube a 61% entre mujeres pertenecientes a grupos minoritarios.

 

La flexibilidad también ha impulsado la visibilidad femenina dentro de las organizaciones: dos tercios aseguran que el trabajo híbrido les abrió oportunidades laborales que no habrían tenido antes, y más del 70% de las mujeres de grupos minoritarios dicen haber ganado influencia en su entorno laboral.

 

Lo que está en juego no es solo la comodidad del trabajo remoto, sino la arquitectura de la igualdad de oportunidades

 

Los modelos híbridos demostraron ser una palanca efectiva para impulsar la carrera de las mujeres, mientras que las políticas rígidas de presencialidad tienden a reforzar las desigualdades tradicionales del mercado laboral.

 

“Los empleados están dispuestos a sacrificar su desarrollo profesional a cambio de flexibilidad laboral.”, advierte el estudio de Pittsburgh.

 


La evidencia apunta a una conclusión clara: el regreso a la oficina, en su forma más estricta, podría tener un costo más alto del que las empresas imaginan.

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